miércoles, 3 de noviembre de 2010

Viaje a Thailandia y Nepal - Kalahari 2010

Namasté
Jueves, 14 de Octubre.
Estación Renfe Alicante. Tren Alvia.
Lágrimas de despedida. La madre de los chicos y la abuela. Ainnnns!!!
Llegada a Madrid. Enlace, vía metro, con Barajas. T4.
Primer contacto con Zapa, el guía, y con el resto del grupo.
Los de Tarragoooonaaaa... Parece el título de una peli de Hitchkock.
Berta, Marta, Óscar, Maite y Anna son 'los otros' jejeje... como la peli de Amenábar.
Buen rollito, nada más lejos.
Facturamos maletas.... ohhhh... hasta Bangkok.
Primer vuelo, hasta Londres. Todo bien.
Enlace en Londres con el vuelo de Thailandia.
British Airwais, te amo. Vaya vuelo de calidad. Uhmmmm.
Viernes, 15 de Octubre.
Cambiamos de fecha en pleno vuelo maravilloso, lujoso y pesadoso (10 horas) de la British.
Cena, desayuno y barra libre (jejeje...) y con una azafata española digna de mención, por lo amable,... gracias Cristina, guapa!!!
Llegada a Bangkok. Vaya 'peazo' de aeropuerto. 'Mu' bonito.
Joder, todos con los ojillos oblícuos... jejeje
Control de pasaportes. Recogida de maletas.
Primer contratiempo, la mochila de Pablo se quedó en Londres.... jooooo, qué putada.
Reclamamos. Nos aseguran que, como mucho tardar, al día siguiente está en Bangkok.
Nos recogen dos monovolúmenes y nos llevan al hotel.
New World Hotel, en pleno Kao San Road(un hotel de regencia mahometana, por lo que no sirve bebidas alcohólicas y las empleadas llevan velos en la cabeza).
No nos podemos quejar. Allí nos encontramos con los dos guías que ya llevan dos días de ventaja, Hippie e Isa.
Primera salida y contacto con la city. Llueve. Calor húmedo a tope. Paseo por Kao San. Miles de tiendas. Miles de puestos de comida en la calle. Miles de coches. Miles de taxis de colores. Muchos miles de personas y otros tantos de miles de 'Tucs-tucs' (especie de motocarro para llevar al personal)
A dormir. Primera noche en Bangkok.
Sábado, 16 de Octubre.
Cumpleaños de Livia. Visita al Palacio Real. Increíble. Recinto cerrado repleto de templos, estatuas, jardines y... Buda Esmeralda (bonito pero pequeño) y el gigantesco Buda Dorado (y tumbado)... además de otras cientos de figuras de budas y personajes.
Después, una vuelta en barcaza por el río Chao Phraya.
Comida en Kao San Road.
Siesta en el hotel.
Quedamos por la tarde para ir al PatPong. Antes, nos avisan que la mochila de Pablo ya está en el hotel. Alegría general.
El PatPong (o como se llame) para mi gusto nada destacable... Una serie de chicas (guarrillas, con perdón) que tienen la habilidad de usar su vagina para guardar en su interior todo tipo de objetos y sacarlos y lanzarlos al ritmo de música (pelotas de ping pong, cintas de colores, bananas, cuchillas de afeitar, etc...)
Una vuelta por el PatPong Market (Un mercadillo nocturno bastante interesante) y al hotel a descansar.
Domingo, 17 de octubre.
La mañana la dedicamos a visitar el Mercadillo Flotante que hay a las afueras de la ciudad. Sólo se puede visitar los domingos... así que hay que aprovechar.
Curioso. Te ofrecen miles de objetos mientras te pasean en canoa por los canales del río.
Vuelta a Bangkok. Comida en Kao San Road. Hoy ha tocado pizza. Siesta en el hotel. Vuelta a Kao. Masaje de peces en los pies... uhmmm, divino. Otros se hacen el clásico masaje thai.
Tuc-tucs para todos y vuelta por los alrededores de Lumpini Park. Cena en un local del mismo parque. Algo extraño. Local enorme con pantalla gigante y actuaciones en directo. Tienes que sacar el ticket de la cena para poder pedirla en cientos de puestos que hay alrededor. Finalmente nos aclaramos y cenamos.
Unos quieren ver un combate de boxing (o algo por el estilo), otros quieren ver, de nuevo, patpong... Julia y yo nos quedamos en otro de los mercadillos nocturnos (éste mucho mejor que el del día anterior).
Vuelta al hotel.
Lunes, 18 de octubre.
Hoy es el día de... Kathmandú.
Aeropuerto de Bangkok. Vuelo en la Nepal Airlines. No es la British, por supuesto. Este es un avión un poco más patatero pero... oye, nos lleva a nuestro destino ( a unos, como a Marta y a mi, en first classe... que nos ha tocado en el sorteo... jejeje)
Llegamos a Kathmandú por la tarde-noche. Allí nos esperan los organizadores en ese país.
El cambio de una ciudad a otra es brutal.
Vamos hasta el hotel, en pleno centro de Thamel. Un hotelito bastante cutre, la verdad.
Primer contacto con la ciudad dando un paseo por sus calles.
Desastroso, bastante depresivo, mierda, basura, desperdicios, perros, vacas y gente revolviendo en la inmundicia por todas partes. Y ya podéis imaginar el olor... puagggg.
Finalmente cenamos algo en el hotel y vamos a un garito cercano a tomar una copa. Un poco colocadetes, la verdad, ya vemos todo de otro color... incluso el chaval de verde, apodado el 'siete dientes' nos resulta divertido.
Luego, camino a tientas por esas calles oscuras hasta llegar al hotel para dormir.
Martes, 19 de octubre.
Este día Kathmandú ya tiene otro aspecto.
El día luminoso, soleado.
Primera visita al templo de 'Los ojos de Buda', un espacio cerrado, circular, de una belleza sublime.
Comida en uno de los restaurantes del recinto. Perfecto.
Después, una vuelta por Paso Patinak, la zona del río donde se efectuan las cremaciones. Impresionante. Mezcla de sensaciones. Crisol de olores que van desde las flores frescas, pasando por los aceites y los inciensos, hasta llegar a la fruta podrida y la carne putrefacta y chamuscada. Toda una experiencia, a la que hay que incluir unos cuantos 'Babás', un calor axfisiante, cientos de vendedores y algún que otro 'levantador' de objetos de peso con su pene.
Visita al templo de los monos. Curioso como estos primates tiene su espacio con todo tipo de cuidados por parte de la población.
Finalmente, con unos 'riksak' (bicicletas de tres ruedas con espacio trasero para varias personas), hemos ido hasta... Bhaktapur, la ciudad milenaria amurallada, patrimonio de la Humanidad.
Está situada a unos kilómetros de Kathmandú y cierra sus puertas por las noches para las visitas, es una joya digna de ver, llena de monumentos y templos que se conservan práticamente como hace cientos de años.
Vuelta a la capital. Cena en el hotel y a dormir.
Miércoles, 20 de octubre.
Salida temprano, después del desayuno, en autobús, junto a los guías Madhu y Bimal (dos hermanos nepalís que nos acompañaran el resto del viaje por este país) hacia un punto de las orillas del Trisuli Khola, un río de bravas aguas donde vamos a efectuar el Rafting.
Pequeña charla teórica sobre el manejo una vez estemos en las balsas.
Tres balsas para nuestro grupo (hay más para otras gentes, que somos ciento y la madre).
Comenzamos.
Muy emocionante y divertido. Subidón de adrenalina. A tope!!!
En un rápido con remolino y tirabuzón incluído, mi balsa (casualidad que vamos toda la familia, Hippie e Isa)... vuelca y... por unos minutos... creí que acabábamos todos en el fondo del río.
Sólo fue un susto.
Nuevo subidón de adrenalina.
Podemos contarlo... incluso queremos repetirlo... jejeje
Después de la experiencia, comida en el pueblo de llegada del rafting y, casi sin descanso, de nuevo al autobús que nos lleva al parque Nacional de Chitwan.
Llegada al parque ya en pleno atardecer.
Tiempo sólo para deshacer equipaje, asearnos y cenar en la zona de comedor del complejo.
Risas y compartir la experiencia rafting.
Ya en plena noche algunos hemos ido a pasear a la luz de la luna en los márgenes del río... uhmmm intrigante!!!
Jueves, 21 de octubre.
Día claro y despejado. Vista del Himalaya desde el parque. Precioso. Desayuno con el grupo y, rápidamente, en furgón a la zona del parque donde podemos dar un paseo en elefante, adentrándonos en la selva para ver el máximo de animales posibles. Sólo se dejaron ver dos rinocerontes, unos monos y un cervatillo. A pesar de todo, un paseo muy interesante.
Comida en el hotel. Por la tarde, después de una pequeña siesta, paseo guiado en canoa por el río para ver la flora y la fauna de sus riveras. Tarde calurosa con unas vistas espectaculares. Posteriormente, visita a una 'granja' de elefantes. Esto menos interesante.
Cervecita en un bar en la rivera para ver el atardecer.
Cena en el hotel y, en camioneta, al pueblo para ver un espectáculo de danza típica en el local social. Curioso y divertido.
Sobremesa nocturna en la terraza comedor del complejo.
Viernes, 22 de octubre.
Algunos hemos ido, a eso de las 6'30 a.m., a dar un paseo con un guía de la zona para ver los movimientos de pájaros que hay en los alrededores. Curioso e interesante.
Desayuno con el grupo en el comedor del hotel.
Ya preparados, con todo el equipaje, para tomar un autobús y cambiar de ubicación.
A eso de las 10'00 marchamos de Chitwan para ir a Pokhara.
Un camino largo y pesado; las carreteras no son el plato fuerte de este país.
Cada cruce con un pueblo es un ir y venir de gente alrededor del bus ofreciendo todo tipo de productos.
Parada para comer en una zona de montaña.
Llegada a Pokhara en el atardecer. Asignación de habitaciones, aseo personal, paseo por el pueblo para ver el lago (justo con la caída del sol), recorrido de tiendas por la calle principal.
Pokhara tiene otro aire, más occidental seguramente. Debe ser la influencia de los miles de extranjeros que pasean por sus calles; gentes que tienen este lugar como punto de salida a actividades de montaña. Cena y sobremesa en un restaurante terraza en la zona principal. Esa noche celebramos los cumpleaños de Maite e Isa. Estupendo, buen comer, risas, cánticos y bailes.
Sábado, 23 de octubre.
Salimos del hotel, en autobús, hacia Birethanti; lugar desde donde comienza nuestro treking.
Nos acompañan 5 chavalillos como porteadores. En este primer día nuestro objetivo es atravesar el sendero hasta llegar a Ghandruk, donde haremos noche. El camino es duro pero no imposible. En la mitad del recorrido, parada para comer. Vistas alucinantes de las montañas y de las cientos de terrazas que usan para el cultivo. Llegada a Ghandruk cuando el sol ya se había puesto. Las montañas, las grandes, en el atardecer están cubiertas. Relax, aseo personal y cena en el comedor de la Guest House. La noche se ha despejado, se ven las estrellas. Alguien se da cuenta que hay luna llena, acaba de salir y... ha iluminado las montañas. Todos salimos a contemplarlas. Alucinante. Alli están, como por arte de magia, el Annapurna Sur, el Annapurna I, el Hiunchuli y el Machhapuchhre. Tanta emoción llena mis ojos de lágrimas. En ese momento pensé en Herbert y mentalmente le dediqué esa gran alegría.
La noche aún tuvo una pequeña sorpresa. Marta tuvo un ligero desmayo. Nada importante pero nos dejó preocupados.
Domingo, 24 de octubre.
Desayuno en el jardín con la visión de los mismos picos de la noche pasada, esta vez iluminados a tope por el sol. Espectacular. Una inyección de energía. Dejamos Ghandruk para bajar por el valle donde circula el Modi Khola. Al otro lado está Landrung, donde paramos para comer y reponer fuerzas. Zapa propone a Julia, que la ve muy hecha polvo, coger un burrito para que la lleve. Seguimos hacia Tolka y a la salida de la aldea hacemos el alto para repostar y dormir en este segundo día de treking. Se negocia con los dueños del hospedaje la matanza de un cordero y una especie de límite de cervezas. Se llega a un acuerdo y, por supuesto, el animalillo es sacrificado. Yo dudo que nos lo comiéramos todo, ellos aseguran que sí pero, para mi, las patas quedaron en la cámara frigorífica de los dueños de la Guest House.
Lunes, 25 de octubre.
Empezamos temprano, despues del desayuno. Comenzamos la caminata. Tercer y ultimo día. Julia con su burro, nosotros a 'pata'. Este es uno de los recorridos duros. Las subidas son muy empinadas y las bajadas son 'rompepiernas' pero... hay que sacar las fuerzas de donde sea y continuar. El objetivo es llegar a Phedi. Pasamos por Pothana, alto para tomar algo. Continuamos hasta Dhampus, allí se nos une Julia, que ha tomado otro camino, aunque más largo, más sencillo para el animal que la lleva. A partir de ahora todos iremos el resto del sendero a pie. En Dhampus comemos y descansamos un poco. A partir de aquí todo es bajada, una bajada dura e importante. Ya queda poco para Phedi. Finalmente, llegamos bajando un empinado camino empedrado a modo de desiguales escalones... En el último escalón me dejo los 'piños' en la carretera. Vaya caída más tonta, jejeje!
Pero... nuestro propósito está cumplido: 3 maravillosos días de treking en la cordillera del Himalaya. Estamos con un subidón total.
Mención especial para los porteadores. Un mérito de cojones.
Tomamos transporte, un microbús, hasta Pokhara. Resto de la tarde libre para hacer compras y tal y... en la noche, les tenemos preparada una cena a los guías Bimal y Madhu y a los porteadores a base de buenos filetes con patatas. Risas, música, cerveza y productos varios hacen que el resto de la noche estemos super felices.
Martes, 26 de octubre.
Salida temprano de Pokhara a Kathmandú. Autobús de línea. Sólo son unos 200 kilómetros. Jajajaja... con esas carreteras de muerte? Todo el día en el autobús. Cuando llegamos a Kathmandú ya se había puesto el sol. Nos esperaban los organizadores nepalís, los jefes de Bimal y Madhu. Nos dieron una pequeña charla de agradecimiento, nos ofrecieron unos certificados oficiales de 'trekinistas' y nos regalaron unas camisetas especialmente diseñadas para la ocasión. Además aún guardaban una última sorpresa: una cena para todos en un sitio de verdadero lujo, con actuación de folklore nepalí y acompañados de algún representante importante de turismo del gobierno. Todo eso como traca final... jejeje. Al día siguiente dejábamos Nepal. Snifff.
Miércoles, 27 de octubre.
Desayuno en el hotel y camino del aeropuerto. Esa noche ha sido movida para Julia (creo que tenía algún mosquito en la habitación y le ha picado 5 veces). Llegamos y el vuelo se ha retrasado por causas técnicas varias horas. Problema grave. Si esto sucede perderemos en Bangkok nuestro vuelo enlace a Kho Samui, que es nuestro siguiente destino. Zapa se indigna e intenta encontrar una solución. Parece ser que los reponsables proponen algo, coger ese vuelo retrasado y, una vez se llegue a Bangkok, tomar el último vuelo que lleva a Kho Samui (todo con un tiempo muy ajustado). Estamos en manos de la suerte. Estamos invitados a un buen desayuno por parte de la compañía para aplacar nuestra ira. Varias horas después, salimos de Nepal. Nuestro objetivo, una vez llegados a Bangkok, es encontrar a un tal señor Rhana que se encargará que nuestro siguiente vuelo no lo perdamos. Sorpresa... no es un señor, es una guapa asiatica, una hermosa Rhanita que, con una profesionalidad y un meticulismo típico asiático, nos conduce a facturación, nos agiliza el trabajo, no lleva hasta control de pasaportes, nos pasa por la puerta de diplomáticos y en menos que canta un gallo estamos en un avión que nos lleva a la paradisíaca isla de Kho Samui, en pleno golfo de Siam.
A todo eso, ya es de noche cuando llegamos a la isla. Tiempo suficiente para alojarnos, asearnos, tomar algo, ligero y dormir... ya que al día siguiente hay que coger el ferri que nos lleva Kho Tao, que realmente es nuestro tropical destino.
Jueves, 28 de octubre.
Ni tiempo para tomar un café. Deprisa y corriendo, cargados como burricos, tomamos unas furgonetas, llegamos al puerto, sacamos billete, corremos por un embarcadero hasta el ferri. Una hora después, a lo lejos, se ve nuestra isla. Las previsiones del tiempo no son muy halagüeñas, los próximos días pueden ser lluviosos, incluso en el mar se prevee una gran tormenta. Crucemos los dedos ya que de ser así el día que estaba previsto hacer el bautismo en el mar se podría ir al garete. Llegamos, desembarcamos, conocemos a 'El Brujo', la persona encargada en la isla de las actividades submarinas para nosotros, y nos dirigimos a unas furgonetas-taxi, cargados, sudorosos, cansados. Ya en el hotel, un resort a medio terminar, lleno de obreros por todos lados, la ladyboy de recepción, llamada Oo, nos da las llaves de las cabañas. Este es un complejo en un extremo de la isla, en la zona free beach, con una construcción central con recepción, comedores, terrazas, bares, etc... y rodeada de selva en la que se salpican pequeñas casitas (cabañas) todas ellas con vistas a una bahía espectacular. Cargados como burros (creo que ya lo he dicho más de dos veces) llegamos, por fin, al alojamiento, que se ha repartido de dos o tres personas por cabaña. Julia y Pablo están en una y Sergio, Livia y yo en otra.
Día libre.
Cada uno hace lo que quiere. Yo que no estoy este día de muy buen humor opto por dormir y descansar. Otros se han alquilado quads y motos para recorrer la isla, otros se bañan en las cristalinas aguas... Cada uno a su aire.
Finalmente nos reunimos todos para cenar en un resturante con una pinta buenísima llamado 'New Heaven'. Buena cena. A la cama, al día siguiente, si el tiempo lo permite, tendremos el bautismo marino.
Viernes, 29 de octubre.
Desayuno en la terraza del complejo.
El día se ha levantado nublado y con llovizna esporádica. La noche anterior ha caído un tormentón tropical de tres pares de cojones. Aún así ha hecho tanto calor que hemos dormido con la puerta de la cabaña abierta. Un riesgo grande ya que hay bichos que no sería agradable encontrarse mientras se duerme (la noche anterior volviendo al alojamiento encontramos una serpiente falsa coral en los alrededores). Pero tenemos un perro que nos ha tomado cariño y ha dormido en mi cama, sobre mis piés, toda la noche y, eso, me da un poco de seguridad... jejeje.
Tomamos un transporte hasta el embarcadero, allí una lancha nos acerca hasta el barco desde el que buscaremos una cala resguardada del viento para la práctica del submarinismo. Antes, El Brujo, nos da unas recomendaciones sobre seguridad, unos consejos teóricos y nos hace firmar unos papeles de permiso. Ya en el barco, conocemos a Andrea y Alberto (Canut) que son los monitores de esta actividad, dos personas encantadoras, además de guapos de cojones. Ellos serán los que bajen al agua con grupos de dos en dos, mientras El Brujo queda en el barco cuidando y preparando el material.
Alucinante, para flipar en colores... Aunque al principio casi me cago encima (tanto chaleco, tanto plomo, tanta botella, uffff un poco agobiante!!!) pienso que para eso hago el viaje, para hacer todo, todo, todo y no perderme ni un segundo... me lanzo al agua. Me encanta. Una experiencia mágica, os lo aseguro.
No mentiría si digo que es lo mismo que han sentido todos los demás.
Pablo, Livia, Anna y Berta no han hecho esta actividad por motivos de salud, principalmente (a Pablo le habría encantado). Comida en el barco, coca cola y bocata de jamón.
Después, por la tarde, cada uno a su rollo... unos playita, otros siesta, otros recorrer la isla, etc...
Por la noche, El Brujo, nos lleva a una especie de Wok donde uno mismo se prepara la cena en unos hornillos que te ponen en las mesas. Original. Mucha comida.
Una copa en una de las playitas de la isla, musica tipo reage y alterntiva, alfombras y cojines al borde del agua, velas por todas partes, la luz de los barquitos reflejándose en un mar quieto como un espejo, nativos haciendo malabares con fuego al ritmo de la música, colocón de cervezas y productos varios, etc... vamos, un paraíso.
Horas después el grupo se va disolviendo, unos antes otros después, camino del hotelito para descansar.
Sábado, 30 de octubre.
En este día dejamos Kho Tao. Tenemos toda la mañana para descansar o hacer lo que queramos. Decidimos disfrutar del mar, que de momento está en calma (aunque la previsión era de tormenta de las grandes)...
Bañitos estupendos, paseos por las blancas arenas, recogida de conchas y piedrecitas... Al mediodía, ya con los equipajes preparados, vamos hasta el complejo central del resort para comer... Allí vamos llegando todos poco a poco.
La tarde empeora. Nubes amenazantes y viento. Pinta mal.
Ya estamos en el embarcadero. El ferri que tiene que llevarnos hasta Chumphon anuncian que se retrasa hasta horas imposibles a causa del estado de la mar, incluso si continua así el temporal podría no venir... Nuestras caras lo dicen todo.. La de Zapa más todavía, nosotros tenemos que tomar el tren que pasa de noche por esta ciudad (a eso de las 8'30) y que nos tiene que llevar hasta Bangkok. Estamos de nuevo en manos de la suerte.
Finalmente viene el ferri... a las 18'30 aproximádamente. Todo con el tiempo super justo.
Aquí empieza una marathón de tre pares de narices.
Cogemos el ferri. Casi dos horas en alta mar con unas olas de infarto y nuestro barquito como una cáscara de nuez. La gente mareándose, la gente azul, la gente vomitando... aquello era dantesco. Llegada a Chumphon. Por megafonía, en un inglés asiático, avisan que los que vamos a tomar el enlace con el tren de Bangkok que cojamos nuestros equipajes y salgamos los primeros del barco. Imagínate las carreras. Tropiezos. Mareos. Corriendo por un embarcadero que era eterno. Rodeados de aguas bravas por los costados, apenas sin luz y con viento que te echaba de espalda. Por fin, llegamos hasta los taxis. La estación de tren queda a las afueras de la ciudad. A mi me parece eterno. Los nervios a flor de piel. Llegamos a la estación. Media hora más tarde. El tren (que tenía comunicación con el ferri) nos estaba esperando. Uffff. De nuevo por los pelos.
Domingo, 31 de octubre.
Es un tren (no se si será de cachondeo o no) que se le compara con el Orient Express (pero del sudeste asiático, claro). Nos toca hacer el trayecto en los vagones que son coche-cama, por lo que cambiamos de fecha durmiendo con el chaca-chaca del tren.
Muy temprano, serían las 6'00 a.m. llegamos a Bangkok. Cogemos unos taxis y nos dirigimos mismo hotel donde estuvimos alojados los primeros días (New World Hotel). Allí tenemos, hasta las nueve de la noche, reservadas un par de habitaciones para podernos asear y dejar los equipajes, ya que el resto del día lo tenemos libre en la ciudad. Evidentemente lo aprovechamos para hacer las últimas compras y despedirnos con tranquilidad de Bangkok.
Vamos, la familia, hacia KaoSamRoad, es muy pronto y no hay muchas cosas abiertas pero sí podemos hacernos unos masajes... Sergio se lo hace completo, nosotros cuatro de peces en los pies. Desayunamos con tranquilidad. Y el resto del día deambulamos de aquí para allá, comprando y paseando (Lumpini Market, incluído)
Todos ya en el hotel. Preparados.
Nos despedimos de Hippie e Isa que se quedan unos meses en Thailandia.
Aeropuerto de Bangkok. Facturación de equipajes hasta Madrid.
British Airwais de nuevo.
Vuelo hacia Londres.
Lunes, 1 de noviembre.
Todos fritos (o casi todos).
10 horas de vuelo.
Cambio de fecha, cena y desayuno en el aire.
Nada a destacar, salvo el cansancio (han sido dos últimos días de infarto)
Llegada a Londres. Busqueda de la puerta de embarque hacia Madrid.
Algo de espera. Algún café, no mucho más.
Embarque a su hora.
2'30 horas después : Madrid.
Despedida general. Caras de tristeza y de cansancio.
Los de Tarragona tienen un Ave hasta su destino, nosotros alquilamos un monovolúmen hasta Alicante.
Zapa viene con nosotros, ha quedado con Pascal y Aitana en la ciudad.
Despedida final.
Dahnevahd.

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